Mi abuela ya no está conmigo pero esto no será condición para que utilice el pasado en los verbos que aparezcan en mis relatos...

Mi abuela es parte del presente que elegí y del legado que dejaré, de lo que de niña aprendí y de lo que de grande disfruté y seguiré disfrutando...

Mi abuela, quizás sin saberlo, hizo nacer en mí el gusto por la cocina, pero también el disfrute de la vida con sus colores, sus sabores, sus olores. Con su tono sereno que nunca fue conformista, con su andar tranquilo que nunca dio lugar a la resignación, con su no apuro, que jamás tuvo como objetivo dejar pasar la vida sino por el contrario gastarla con la generosidad que solo gozan los que mucho tienen en su alma, supo dejar huella, supo hacer marca, supo hacerme feliz...

Mi abuela no ha envejecido en mis recuerdos, ni ha dejado de soplarme al oído las recetas que cocinaba sin consultar ningún libro, tampoco dejó de consolarme, de sorprenderme, de divertirme, de acompañarme.

Mi abuela es una de esas “mujeres de ojos grandes”, que se cargaron la vida a cuestas y con todo el peso hizo camino. Para ella es este espacio, tan solo un espacio más que quiero darle cerca mío, para ella que es inspiración a la hora de una nueva receta, dueña absoluta de mis aciertos y mágica componedora de mis desilusiones, para ella, sí, y también para todos los que tengan una abuela como la mía o para los que no y la quieran tomar un rato prestado a través de mis recetas, mis relatos, mis secretos.

Bienvenidos todos a este tiempo de encuentro…
Bienvenida abuela una vez más a mi vida…